jueves, octubre 25, 2007

MAR PARA BOLIVIA ES RECONCILIACION DE NUESTROS PUEBLOS

Daniel Rodríguez
danielcuac@gmail.com


El choque cultural y la discriminación
Hoy en Bolivia nos enfrentamos, como nunca antes, a los problemas que trabaron y traban el avance hacia el desarrollo social, entre ellos, el choque entre culturas como factor importante, esta a flor de piel, y se expresa en discriminación tanto dentro como fuera del país.

El choque entre culturas es un problema mundial, que en Bolivia tiene sus expresiones más conocidas entre “cambas” y “collas”; más sin embargo también reconocemos discriminación entre “chaqueños” y “chapacos”, entre “las de pollera” y “las de falda”, entre “blancoides” y “morenitos”, entre “cunumis” y “gente bien”, entre los de “ciudad” y los de “provincia” …y así sucesivamente, sin dejar de mencionar las actitudes discriminatorias que también se dan respecto a diferentes elecciones sexuales.

El problema de la discriminación esta tan pero tan arraigado en Bolivia, que hasta podríamos elaborar extensos listados de grupos humanos bajo título de “roscas”, “camarillas”, “grupitos”, “vende patrias”, etc. Más allá de los argumentos y calificativos que nos arroja una actitud discriminatoria, debemos reconocer que aquella comienzan por “el sentirse más” o “el sentirse menos”, y se reflejan en uno mismo, mediante actitudes de timidez, soberbia, “miramiento” y/ó desconfianza.


La Necesidad de Reconciliación
Hoy en día, cada vez con mayor claridad, reconocemos a la discriminación como un factor regresivo de nuestras sociedades; un factor regresivo que necesita superarse y que por tanto, nos supone algunas tareas.

En este afán de búsqueda de reconciliación, identificamos casos donde la discriminación no cae “de repente”; estamos hablando de hechos desde los cuales, mediante la manipulación de la opinión, se fija un resentimiento violentista favorable a la división de nuestros pueblos para su ulterior dominio.

En Bolivia, el mayor ejemplo de un hecho fijado por la manipulación histórica, como nudo de resentimiento violentista y ulterior dominio, es sin lugar a dudas, el hecho de la pérdida del mar. Argumento que ha servido durante muchos años para justificar la división y confrontación entre los pueblos de Bolivia y Chile, reforzando así una actitud regresiva y discriminatoria, que no discrimina cuando se continúa impregnando al interior de nuestros mismos pueblos.


La Guerra y Los Aspiraciones de los Pueblos
Todos los años en Bolivia, el 23 de Marzo, se celebra el día del mar con marchas y desfiles que por un lado mantienen viva la intención de recuperar las costas marítimas, y que por el otro, reviven la frustrante Guerra del Pacífico (1879-1883), como la primer guerra que perdió Bolivia, sin aclarar que nadie gana en una guerra. En toda guerra, se mata y se muere, se pierde el sentido de la vida humana; es decir, la Guerra del Pacífico no la ganó ni el pueblo chileno, ni el pueblo boliviano, ni el pueblo peruano; la guerra, fue ganada provisoriamente, por la especulación del capital mundial, es decir por la especulación del dinero de empresas transnacionales. Especulación que no solo gana la guerra, sino que también oscurece nuestra historia, pues con la frustración de la guerra se pretende olvidar los hitos importantes de finales del siglo XIX, de nuestros pueblos hacia el verdadero progreso social.

Aclaramos que hablamos de especulación del dinero en la Guerra del Pacífico, cuando descubrimos cómo esta giró desde su inicio en torno a intereses económicos de capitales ingleses, secundados por gobiernos oligarcas de finales del siglo XIX; en detalle, el gobierno boliviano, del presidente Hilarión Daza había exigido un impuesto de 10 cts. por quintal de salitre exportado, al cual el gobierno chileno respondió con la invasión de Antofagasta en 1879 para defender los intereses de empresas transnacionales de capitales ingleses.

Nuestra historia oficial, nos habla de los finales del siglo XIX con la Guerra del Pacífico como nudo de dolor que ha sumido a Bolivia en el subdesarrollo, sin mencionar las luchas sociales de aquel entonces. Luchas que son parte de la histórica acumulación de fuerzas que hoy se sintetizan en el gobierno de Evo Morales.

Con la guerra del Pacífico, debemos recordar al líder federalista Andrés Ibáñez, nacido en Chuquisaca, quien en Santa Cruz de la Sierra ejecutó sus ideales de igualdad, repartiendo la tierra cultivada para los terratenientes y la tierra despoblada para los campesinos, al tiempo de abolir la servidumbre personal y gratuita en el agro y en la ciudad, anulando las deudas de trabajo para liberar al peonaje cruceño de la esclavitud económica. Debemos recordarlo, pues el 1 de octubre de 1876, tres años antes de la Guerra del Pacífico, durante el mismo gobierno de Hilarión Daza, se ordenó y ejecutó el asesinato de su cuerpo "a mérito de que divulgaba teorías socialistas". Andrés Ibáñez no quedó totalmente olvidado en la historia, pues hoy se mantiene viva su lucha inspiradora y no-violenta, alentando el compromiso de igualdad de oportunidades en numerosos grupos juveniles de Santa Cruz de la Sierra.

También debemos recordar al pueblo aymará, traicionado al engrosar las filas de la mal llamada Guerra Federal (1898-1899) seis años luego de la Guerra del Pacífico, guerra que culminó con el traslado de la sede de Gobierno de Sucre a La Paz y el asesinato del líder Zárate Willca en 1903. Debemos recordar aquella lucha que sobrevivió en las intenciones aymarás de recuperar su determinación y su territorio, luego reflejadas en conjunto a otros pueblos con la reforma agraria y el derecho a voto universal para indígenas y mujeres en la revolución de 1952. Intenciones que continúan profundizándose hoy con el gobierno de Evo Morales, un nuevo líder de origen aymara y de acción no-violenta, que ha nacionalizado los hidrocarburos, y ha abierto un nuevo proceso de Asamblea Constituyente que por primera vez incluye a los pueblos indígenas de Bolivia; además de declarar la renuncia a la metodología de la Guerra en Bolivia.

En suma debemos reconocer que la Guerra del pacífico desvió las luchas y aspiraciones de justicia social para llevar a nuestros pueblos al enfrentamiento y a la rabia contra Chile.


Guerra, Patria y Soberanía
Toda Guerra marca siempre un desvío de las verdaderas aspiraciones de los pueblos. Las Guerras del Pacífico (1879-1883), del Acre (1902-1903) y del Chaco (1932-1935), son elementos que justifican hasta nuestros días, un concepto de Patria fundada en el “dominio y defensa de un territorio cercenado” por encima del “respeto y defensa de nuestros pueblos en sus luchas y aspiraciones de progreso social”. Ello supone que “matar gente es hacer patria”; debemos cambiar la idea que tenemos de patria, debemos cambiar el fundamento de nuestra soberanía.

Debemos precisar que la Patria existe gracias a los pueblos y se atenta en contra de ella cuando se busca dividir a los pueblos. La soberanía estará garantizada mientras se funde en el respeto y la defensa de los pueblos, mayorías y minorías, en su búsqueda de progreso social. El territorio es para el pueblo y el pueblo no es para ser manipulado por especulaciones y/o intereses económicos “extra-territoriales”, respecto al propio territorio.


Soplan Nuevos Vientos en Latinoamérica
Una nueva esperanza se abre paso entre nuestros pueblos latinoamericanos que despiertan en su diversidad, y fortalecen la fe de una nación verdaderamente humana.

El 10 de Marzo de 2006, el pueblo boliviano recibió un importante gesto de 9 mil representantes de fuerzas humanistas, mapuches y progresistas chilenas, que clamaron “Mar Para Bolivia”, en un homenaje al presidente Evo Morales realizado en el estadio Nacional en Santiago de Chile. Gestos semejantes se vienen repitiendo en otros lugares del mundo, pues “Mar para Bolivia” es una intención firme que se viene expresando y defendiendo durante más de veinte años de manera mundial en la voz de Tomás Hirsch, vocero del humanismo para Latinoamérica y líder de las fuerzas políticas de la izquierda Chilena, agrupadas en el pacto “Juntos Podemos”.


Mar para Bolivia es reconciliación de los Pueblos
Nuestro presidente Evo Morales, ha declarado la decisión de renuncia a la guerra en Bolivia, renuncia a la Guerra como forma de resolver conflictos entre países. El humanismo Latinoamericano, representado por Tomás Hirsch, adhiere y convoca a seguir ese ejemplo en todos los países para convertir a nuestra región en una reserva moral y de paz para el mundo.

La Guerra del pacífico no la ganaron los pueblos; no la ganó ni Chile, ni Perú, ni Bolivia. En una Guerra no gana ningún pueblo, solo puede ganar de manera provisoria la especulación del dinero que hoy se ve amenazada ante la fe y el respeto y la lucha por la igualdad de oportunidades de nuestros pueblos, hacia la primera civilización verdaderamente humana.

Mar para Bolivia, es igualdad de oportunidades.

Mar para Bolivia, es reconciliación de nuestros pueblos.

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